Le vi por primera vez en 1998, cuando yo trabajaba en un proyecto de optimización de redes en Telefónica I+D y su gente estaba trabajando en el Gestor de Actuaciones, otro proyecto de optimización de rutas. Ya no le volvería a ver hasta 10 años más tarde, pero aun así se me quedó grabada su imagen: Un hombre robusto, de voz potente y con un extraño acento que luego supe que era una reminiscencia de su argentino natal, ese acento que volvía a invadir su voz cuando regresaba de un viaje a Argentina. Me llamó la atención también su presencia. Estoy seguro de que vestía traje y corbata (estaba visitando a un cliente), pero no le recuerdo así. Le recuerdo cercano y natural.
Aunque era la primera vez que le veía, había oído hablar mucho de él. Por una parte, acababa de dejar su puesto de Director General de ILOG, ahora IBM y, al tener yo relación con alguna gente de esta empresa, era el centro de la conversación con bastante frecuencia. Por la otra, acababa de fundar junto a su mujer, Claudia, la empresa de su vida, INAD (INtelligent ADvisors), centrada, como DECIDE, en los Sistemas de Ayuda a la Toma de Decisiones. Yo trabajaba regularmente con los empleados de INAD, por lo que estaba al tanto de todos sus progresos como empresario. Cuidaba a su gente, y su gente valoraba esta actitud. Además, Guillermo Vázquez era muy conocido en Telefónica I+D. Con el sobrenombre de «kilo más», no dudaba en hacer ofertas un millón de pesetas (6.000 € para los jóvenes) por encima del salario a todo el que considerase con talento para incorporarle a su empresa.
Así que, cuando le vi esa vez, ya sabía mucho de él. Se me acercó y, aunque yo no trabajaba en su compañía, se interesó por mí y por mi trabajo. Tuvimos una breve y agradable conversación, y él se fue a comer con la gente de INAD a Los Chavales, una marisquería cercana. Como he dicho antes, este momento se me quedó grabado hasta 10 años más tarde, cuando le volví a ver.
Poco después entré en ILOG, empresa en la que estuve trabajando hasta la fundación de DECIDE, y durante todos esos años Guillermo estuvo presente, a veces colaborando con nosotros, otras veces compitiendo, pero siempre presente.
Durante todo este tiempo, la relación de Guillermo con el embrión de DECIDE (sus socios) fue constante. Él fue quien entrevistó a Alberto cuando éste entró en ILOG en 1997 y, años más tarde, cuando Alberto tuvo problemas a su vuelta de Estados Unidos, no dudó en ayudarle. Eugenio fue su empleado durante muchos años antes de fundar DECIDE y, del mismo modo, recibió su ayuda cuando la necesitó. Manuel no le conoció en persona hasta que se unió a DECIDE, aunque vivió de cerca su relación con Alberto.
En 2008, recién fundada DECIDE, Guillermo se acercó a nosotros, a través de Alberto, con el objetivo de proponernos algunas colaboraciones. INAD había sido adquirida por el Grupo Altran, y Guillermo, aunque no tenía ninguna necesidad, estaba buscando nuevos retos. En poco tiempo, pasó a ser consejero de DECIDE, y un poco más tarde, nuestro socio. Creo que lo que vio en nosotros fue una segunda oportunidad para fundar INAD. Creo que fue capaz de apreciar la ilusión que teníamos todos los socios por DECIDE, fue capaz de ver nuestras capacidades (en ese momento esencialmente técnicas), y se puso manos a la obra para convertirnos en verdaderos empresarios. Cuesta explicar lo mucho que significó Guillermo para mí y para DECIDE, pero intentaré explicarlo en este post.
En lo que respecta a mí, Guillermo fue un amigo, un consejero (en lo personal y en lo profesional), un compañero en el deporte y, sobre todo, una de las dos personas que han sido capaces de incorporar cambios radicales a mi manera de ver las cosas: en la política, Max Neri fue la persona que dio la vuelta a todo lo que yo pensaba. En la empresa, este papel lo hizo Guillermo. Con él pasé de ser un geek a ser un geek empresario. Para el que me conozca, sabe que soy una persona reflexiva, y que cuando me enfrento a una conversación o discusión tengo mis argumentos bien afianzados. Pero Guillermo era luz. Hablaba y escuchaba, planteaba las cosas desde tu perspectiva, no desde la suya, y era capaz de hacerte ver, desde tu punto de vista, el suyo. Era un comunicador excepcional. Y se preocupaba. Se preocupaba por todo lo que hacía y por la gente que le rodeaba.
En lo que respecta a DECIDE, es para mí evidente que DECIDE es lo que es en gran medida gracias a sus consejos y dedicación. No sé qué sería ahora DECIDE si no hubiera estado Guillermo, pero lo que sí que sé es que sería muy distinto. Nos ayudó en la estructura, nos ayudó en la estrategia, nos ayudó en la venta. Nos ayudó siempre que pudo y en lo que pudo. Le recuerdo en todas las presentaciones internas de la estrategia y de su seguimiento sentado en una esquina al fondo, y yo hablaba y miraba su cara. Con un gesto me decía si iba bien o mal, y sólo sabiendo que estaba ahí y viendo sus gestos me sentía seguro. Cada vez que tenía una duda sobre cómo actuar, cómo enfocar alguna cosa, sólo tenía que llamarle. Siempre estaba disponible (alguna vez le pillé corriendo y paró para hablar conmigo), y yo sabía que lo que me dijera me iba a ayudar. Si esto lo lee algún empresario, entenderá la importancia de tener a alguien así a tu lado en una posición tan solitaria. Siempre positivo, siempre creando, y siempre transmitiendo su fuerza e ímpetu, caracteres dominantes en su personalidad.
El 18 de Mayo de 2012, a los 50 años, y de forma completamente inesperada, falleció.
En su despedida hubo gente de ILOG, más gente de INAD y casi todas las personas de DECIDE. Desde aquí, y en nombre de los socios de DECIDE, quiero agradecer a todos su presencia.
Sirva este post como un homenaje a su persona, a Guillermo, como consejero y como amigo, como una parte clave del genoma de DECIDE que perdurará por siempre. Cuántas veces, a día de hoy, nos preguntamos los socios, cuando nos encontramos con un problema:
¿Y qué diría Guillermo?